La verdadera igualdad no se consigue cambiando las figuras
de los semáforos, ni cambiando los nombres de los homenajes por mujerajes, eso
son medidas de políticos populistas que piensan más en la publicidad y el marketing que en conseguir la verdadera igualdad.
La verdadera igualdad se inicia en las escuelas, fomentando
el respeto entre géneros, recordemos que en la actualidad es en la adolescencia
donde más se esta perdiendo el respeto, donde más se están dando conductas de
violencia encubierta hacia las mujeres.
La verdadera igualdad no se consigue mediante cuotas
obligatorias sino fomentando la igualdad de oportunidades, fomentando que las
mujeres puedan desarrollar su carrera profesional en plano de igualdad con los
hombres y eso requiere de medidas de la administración, de ayudas. Un claro
ejemplo lo tenemos en la administración de justicia donde ya hace años que
ingresan más mujeres que hombres pero pocas llegan al Tribunal Supremo, ya que
muchas, deben suspender su carrera profesional por la maternidad. Construimos
excelentes ciudades de la justicia, grandes edificios judiciales en los que mayoritariamente
trabajan mujeres pero ¿cuantos de ellos disponen de guardería? Yo no conozco
ninguno.
Y no hablemos de las abogadas, los Colegios de Abogados han tenido que denunciar que existen Juzgados que no suspendían
los juicios por las bajas maternales, y fue necesario un protocolo para decidir cómo y cuando se suspendía, protocolo que
tampoco se cumple.
La verdadera igualdad es establecer por ley que para el
mismo puesto de trabajo no pueden haber dos sueldos distintos, y eso ocurre en nuestro país
ante la pasividad de los políticos. Es muy fácil hacerlo, menos actos propagandísticos
y una simple ley que sancione a cualquiera que por el mismo puesto de trabajo
pague de manera diferente a un hombre y a una mujer, así de sencillo, así de fácil.
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