viernes, 29 de diciembre de 2017
lunes, 11 de diciembre de 2017
lunes, 4 de diciembre de 2017
EL PROBLEMA NO ES EL AMARILLO
Artículo publicado en Expansión el 4 de diciembre de 2017
Las administraciones públicas, son gobernadas por políticos, generalmente
pertenecientes a partidos políticos, y ocupan el cargo temporalmente. Por ello,
siempre se ha exigido una marcada diferencia entre las administraciones y el
partido u opción política que las gobierna, precisamente en las dictaduras se
confunden el partido y la administración, siendo ambas una sola cosa. Por el
contrario, en democracia, la propia ley delimita perfectamente la administración
pública de los partidos políticos.
Y es en periodo electoral, cuando esa neutralidad política de la
administración, se exige que sea impoluta, y así lo recoge nuestra legislación
electoral, al establecer en el art. 50.2 de la LOREG, la prohibición de cualquier
similitud entre lo público y lo político.
Todo lo expuesto, y que resulta
absolutamente elemental en cualquier democracia, es quizás mucho más simple y
se basa en un concepto poco jurídico y mucho más humano: el respeto a los
demás. Si realmente respetásemos la pluralidad no haría falta ninguna norma.
Y llegamos a la situación actual,
la Junta Electoral ha ordenado la retirada de las pancartas en los balcones de
diferentes Ayuntamientos pidiendo la libertad de presos políticos y las iluminaciones
con el color amarillo de algunas fuentes. El problema no es el amarillo ni las
pancartas, el problema es la falta de respeto a la pluralidad política que
representa la utilización de lugares públicos para anunciar un posicionamiento
político. Es muy simple, tres partidos llevan en su programa la libertad de los
presos y el resto no. Y la utilización de lazos amarillos es posicionamiento político
de unos partidos que acuden a estas elecciones, y no me vale que es una
cuestión de derechos humanos o de libertades individuales, es una cuestión
política. Así pues, se están utilizando bienes públicos para un mensaje
político, y eso solo puede entenderse de quien no respeta a los demás. Lo mismo
ha ocurrido en Cataluña en relación a las banderas estelades, la utilización de
una bandera que representa una opción política de solo una parte de la
población catalana en lugares públicos por parte de muchos Ayuntamientos, solo
se explica por la falta de respeto a los restantes ciudadanos y la carencia de
convicciones democráticas de quien así actúa.
Pere Lluis Huguet
Tous
@perehuguet
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