lunes, 26 de diciembre de 2016

DESCONCIERTO SOBERANISTA

Artículo publicado en Expansión el Lunes 19 de diciembre de 2016

La nueva actitud del gobierno, dispuesto a negociar 45 de las 46 demandas, todas excepto el referéndum, los ha ha desconcertado. El soberanismo ha vivido estos últimos años de la supuesta agresión de Madrid. La ausencia de diálogo los ha hecho crecer, y el enfrentamiento mantener la tensión en la sociedad catalana. Por ello, llevan varios días descolocados.

            Pero, ante la oferta de diálogo del Gobierno,  ¿qué ha hecho el presidente de la Genaralitat?: Convocar el pacto nacional del derecho a decidir para seguir con el desafío del referéndum, o sea, incidir en el único punto de los 46 que no es negociable para el gobierno. Porque viven de lo adjetivo, de la movilización, del enfrentamiento, y olvidan lo sustantivo: la mayoría de ciudadanos no está a favor de la independencia. No asumir la oferta de diálogo del gobierno pondrá en evidencia las graves carencias de Junts Pel Sí y del “procés”. Enrocarse en la celebración de un nuevo referéndum sería el fin, ya tuvimos un 9N que fracasó, unas elecciones teóricamente plebiscitarias que también fracasaron, y ahora no pueden acumular un nuevo intento fallido, con un nuevo referéndum sin ningún apoyo internacional y sin validez jurídica. Necesitan más ellos un pacto con el Estado, que el Estado con los independentistas. Un nuevo fracaso es su fin, la tensión que los ha mantenido vivos hasta ahora va a ser difícil en un entorno de diálogo.

            Pero también el Gobierno debe hacer una importante reflexión, los ciudadanos de Catalunya, sean o no independentistas, nos hemos sentido en algún momento maltratados. Es necesario revisar la financiación, establecer una plan estratégico para mejorar algunos servicios públicos, en definitiva, una nueva sensibilidad hacia Catalunya. Siempre he mantenido que si el Gobierno de España, lo es también de Catalunya, debe ser el primero en defender los elementos básicos de la sociedad catalana. Nunca entendí, la negativa del presidente Aznar en defender la oficialidad del Catalán en Europa, si era el presidente del gobierno de todos, y una parte de los Españoles lo hablamos, nos hubiera gustado que nuestro presidente lo hubiera defendido, además de hablarlo en la intimidad. Imaginemos que el Gobierno de España pide ante la UE el reconocimiento del Catalán como lengua oficial, el desconcierto de los soberanistas sería ya imposible de superar. Ahí está el camino…

Pere Lluís Huguet Tous
Abogado

@perehuguet

jueves, 8 de diciembre de 2016

UN AÑO MAS TARRAGONA PIERDE


Artículo publicado en Diari de Tarragona el 6 de diciembre de 2016

El pasado día 29 el Diari, publicaba la noticia de una caída de casi un 13 % en las inversiones de la Generalitat en el Camp de Tarragona, inmediatamente se procedió a hacer algo  típico en nuestra política:  hacer de trilero. Me explico, intentar confundir al sufrido ciudadano con bailes de cifras y porcentajes para intentar enmascarar lo que es una realidad, la caída de la inversión en el Camp de Tarragona. Inmediatamente se nos dijo que ese dato no era correcto porque no incluía las transferencias de capital, lo cual es cierto y falso a la vez. Cierto porque no se incluyen, y falso porque no son inversiones de la Generalitat, son inversiones que han solicitado efectuar diferentes administraciones, principalmente Ayuntamientos, para cuya financiación se ha pedido dinero a la Generalitat, pero no son proyectos de la Generalitat. Por lo tanto las verdaderas inversiones directas de la Generalitat en nuestro territorio son los 46,6 millones de euros de la partida de Inversiones del proyecto de la Generalitat.  (http://aplicacions.economia.gencat.cat/wpres/AppPHP/2017/pdf/VOL_P_AIR.pdf pagina 295).

Otro de las argumentos que inmediatamente se han hecho públicos, en esta caso por el delegado del Govern en Tarragona, Òscar Peris, ha sido que «las inversiones en el Camp de Tarragona y el Baix Penedès son, ahora, el 78% de la media de Catalunya” (Diari de Tarragona 3/12/2016). ¿Y esto es para felicitarnos? Lo que realmente está diciendo el delegado  es que las inversiones de la Generalitat están un 22% por debajo de la media de Catalunya, lo que dicho al revés, aún parece que es un éxito. Las inversiones de la Generalitat en el Camp de Tarragona deberían ser el 100% de la media de Catalunya y no el 78%.

Pero, para poder hacernos una idea de las magnitudes de la inversión en nuestras comarcas, quizás lo mejor es bucear por el proyecto de presupuestos y buscar algunas comparativas. Y lo primero que me llama la atención es la partida dedicada a DIPLOCAT, partida de dudosa legalidad en su configuración actual, ya que las competencias en relaciones exteriores, tanto en la Constitución como en el Estatut, son exclusivas del Estado a excepción de las establecidas en el artículo 194 del Estatut. Pues bien, la partida designada es de 64 millones de Euros, o sea la Generalitat gasta 17,4 millones de Euros más en DIPLOCAT, que lo que invierte en el Camp de Tarragona. Pero sigamos buscado, en la misma página antes señalada del proyecto de presupuestos aparece la inversión de la Generalitat en las Comarcas Gironinas que asciende a la cantidad de 79,4 millones de Euros,  o sea, 32,8 millones de Euros más que en el Camp de Tarragona, y sé que los datos no son comparables puesto que el ámbito territorial es diferente, la población no es la misma, etc. pero resulta llamativa la diferencia.

Por ello sigo buscando una nueva comparativa de dos servicios parecidos y en un sector con incidencia directa en la ciudadanía, la salud. Y así, comparando las inversiones en los dos principales hospitales públicos de ambas demarcaciones, Josep Trueta de Girona y Juan XXIII de Tarragona, ambos de parecidas dimensiones, la sorpresa continúa. Al  hospital gerundense los presupuestos de la Generalitat le asignan unas inversiones en el 2017 de 5,3 millones de euros (Paginas 369 y 370 del anexo de inversiones reales del presupuesto), y al Hospital Tarraconense se le asigna una inversión para todo el 2017 de solo 177.501.- Euros (paginas 386 y 387 del citado anexo). Estoy seguro que tan importante diferencia entre las inversiones de los dos hospitales estará plenamente justificada, pero la reiterada llamada de la sociedad tarraconense a la mejora del Juan XXIII y la falta de inversión, resulta como mínimo llamativa, más aun cuando en el Hospital de Girona se invierte más de 5 millones de Euros.

En definitiva, nos encontramos con unos presupuestos con una inversión en El Camp de Tarragona por debajo de la media del resto de Catalunya, y por lo tanto un año más aumentamos la brecha que Tarragona sufre. Seguimos sin un sistema de transporte público efectivo que cubra las necesidades de los ciudadanos del Camp, las  inversiones en carreteras son escasas y da la sensación que están más encaminadas a poner radares que recauden que a mejorar la red viaria de Tarragona, seguimos con una estación del AVE mal comunicada con los centros turísticos, y sigue sin ejecutarse el plan de accesos;   y la sorprendente y conformista respuesta del Concejal de Territorio de Tarragona Sr.  Milà, ante las críticas por la falta de ejecución fue:  «No es de recibo todas estas críticas porque ahora mismo podríamos no tener AVE», o sea, tarraconenses demos gracias que tenemos AVE y callemos.  Pues no debemos callar, quizás ha llegado el momento de exigir la creación de una potente área metropolitana entre los municipios que forman un polo económico esencial de Catalunya, de olvidarnos de la política de partidos y asumir la política de las necesidades de los ciudadanos y plantar cara desde el territorio a quien gobierna la Generalitat y que año tras año olvida al Camp de Tarragona.

Quizás ha llegado la hora de exigir la publicación de las balanzas fiscales de Tarragona y ver qué es lo que realmente retorna al territorio de los impuestos que los ciudadanos del Camp pagamos a la Generalitat y al Estado. Quizás resulte que tengamos una sorpresa,  y sea a nosotros a quienes “roban”.

Pere Lluís Huguet Tous
Advocat

@perehuguet

lunes, 26 de septiembre de 2016

SI, ES POSIBLE

Artículo Publicado en la Tribuna de Diari de Tarragona el 24 de septiembre de 2016

Estos días, vuelve a hablarse de la configuración del Consejo General del Poder, tanto por incluirse en los pactos entre PP y Ciudadanos como por la ronda de conversaciones que el Ministro de Justica Rafael Catalá ha efectuado con las diferentes asociaciones de Jueces y demás operadores jurídicos, para hablar de esa reforma que nunca llega: la reforma de la justicia española.
Uno de las cuestiones en las que parece ser existe cierta unanimidad es la excesiva politización de los órganos de gobierno de nuestra justicia. Generalmente resulta fácil adivinar el resultado de las votaciones en el seno del Consejo, simplemente conociendo la procedencia y apoyos de cada vocal. Todo ello da una imagen errónea de la Justicia, que si bien está politizada en su cúpula no así en la mayoría de jueces y magistrados, quienes no pertenecen a ninguna asociación y mantienen todos una exquisita neutralidad política.
Desde la aprobación de la Ley Orgánica del Poder Judicial en 1985 que derogó las hasta entonces vigentes leyes de organización de nuestra justicia, múltiples y polémicas han sido las reformas de las diferentes fórmulas para la elección de los vocales del Consejo General, su máximo órgano de gobierno, intentando interpretar, según los intereses de la mayoría gobernante, el artículo 122, 3, de la Constitución. Resulta incontestable que dicho artículo establece que el Consejo estará compuesto por 12 vocales, elegidos de entre jueces y magistrados, más 4 vocales a propuesta del Senado, y 4 más por el Congreso, en ambos casos por mayoría de 3/5 de entre abogados y otros juristas. Y ya el primer problema surge en relación a los 12 jueces, la Constitución no determina cómo debe ser el proceso de selección, por lo que hemos pasado de que fuesen elegidos por los propios jueces, a ser determinados por el Congreso y Senado, o a formulas mixtas según fuera la reforma vigente.
Tres son los objetivos que debemos tener en cuenta para configurar un Consejo General del Poder Judicial en el que realmente confíen los ciudadanos y sea un elemento esencial  que dote de independencia y fortalezca a nuestro Estado de Derecho. En primer lugar, debe ser un órgano de gobierno de los Jueces y Magistrados por lo que su composición debe ser mayoritariamente de estos, pero no exclusiva, el corporativismo excesivo ha sido otro de los males de nuestra justicia. En segundo lugar es un órgano Constitucional por lo que alguna imbricación debe tener con la soberanía nacional, y en este sentido la Constitución determina que 8 de sus 20 miembros provengan por nombramiento de las Cámaras, pero habrá que buscar formulas que eviten su nombramiento por cuotas que es lo que ha ocurrido desde 1985, reproduciendo las mayorías de las cámaras en el Consejo. Y en tercer lugar debemos dotarle de independencia, elemento esencial en la justicia y sacarlo de la política de partidos, tan necesaria en otros ámbitos pero tan nefasta en la Justicia.
Todos los intentos habidos hasta este momento han fracasado en la consecución de estos objetivos, analicemos pues que formulas nos quedan para alcanzarlos.
En relación a los 12 Jueces, parece que hay cierto consenso en que debe volverse a su elección por los propios Jueces y Magistrados, criterio que comparto. Pero a partir de aquí surgen los diferentes sistemas de elección, y que según sean uno u otro nos pueden volver a llevar al fracaso, algunos mantienen que listas cerradas, otros que abiertas con alguna limitación, y por último hay quien mantiene que deben ser elegidos a través de las Asociaciones Judiciales. Pues bien, solo cabe un sistema para dotar de independencia y verdadera representatividad a un colectivo que no es tan numeroso, 5.502 Jueces y Magistrados, y es el de elección directa en listas abiertas, y sin más requisito y limitación que un número determinado de avales para evitar un excesivo número de candidatos, cualquier otra “modulación”  de la democracia directa nos volverá a llevar al fracaso, porque introduciremos factores “políticos”.

Más complicado es dotar de independencia a los vocales provenientes del Congreso y del Senado, pero pueden buscarse fórmulas, la Constitución simplemente dice que lo serán a propuesta de las cámaras pero no establece de dónde se obtienen los candidatos, la única referencia es de entre abogados y otros juristas. Pues bien, la justicia no sólo son Jueces y Magistrados, también forman parte de ella Abogados, Procuradores, Notarios, Registradores. Y todos ellos forman parte de organizaciones profesionales independientes, reguladas por la Ley y reconocidas en la Constitución: Los Colegios Profesionales. No sería complicado establecer que los 8 vocales de procedencia parlamentaria sean elegidos por las Cámaras, de las ternas que pudieran proponer los Colegios que representan a los profesionales, cuyo trabajo diario también es parte de la administración de justicia, rompiendo así la política de cupos en la elección. Si la Constitución dice que los vocales deben ser elegidos de entre Abogados y otros juristas, hagamos que sean estos mismos quienes los propongan, y no los partidos mediante pactos de mantenimiento de cuotas. Cumplimos el mandato Constitucional de elección por las cámaras parlamentarias pero a propuesta de los órganos de representación profesional. Quizás haya también otras fórmulas pero no olvidemos que todo ello requiere una premisa básica, que los partidos políticos renuncien a querer imponer su cuota de poder en el Consejo General del Poder Judicial, sin dicha premisa inicial ninguna reforma dotará de independencia al órgano de gobierno de nuestra Justicia.