Artículo publicado en la Tribuna del Diari de Tarragona el 19 de Abril de 2016
Permítanme una reflexión basada en el optimismo. Sé que estamos
sumidos en una grave crisis institucional, en una galopante corrupción, en una
mayúscula crisis económica de la que no acabamos de salir, que no tenemos
gobierno en España, y que el gobierno de la Generalitat juega con la
desobediencia, en fin, un panorama poco alentador, pero, ¿y si resultase que en
el fondo somos más fuertes, y tenemos unas instituciones más sólidas de lo que
creemos?
Hagamos un análisis de la situación,
veamos como las instituciones del Estado, nacidas de la Constitución de 1978,
han aguantado esta tormenta perfecta de confluencia de crisis.
Los escándalos por conductas
deshonestas no los tenemos en exclusiva los españoles ni la familia Real, o
mejor dicho los familiares del Rey. Veamos otras monarquías parlamentarias
existentes en Europa, en países de mucha más larga tradición democrática, casi
ninguna de ellas ha quedado excluida de episodios de corrupción o tráfico de
influencias, recordemos los diferentes escándalos de la familia real Belga,
Sueca y no digamos la Británica. Pero parece que sí tenemos la exclusiva en
alguna cosa, somos el único país, aún con todos los peros que queramos ponernos,
que ha sentado en el banquillo al yerno y a la hija del Rey; y una característica
más: ante un Tribunal ordinario y por un juez de “provincias”. No me imagino a la
hija o al hijo, al yerno o a la nuera, de cualquier soberano Europeo, sometido
a un proceso ante un tribunal penal ordinario y retrasmitiendo todo el acto de
la vista oral por televisión, lo hemos hecho y no ha pasado nada. Quizás
tengamos una justicia más independiente de lo que pensamos, quizás tengamos
jueces que, a pesar de la endémica carencia de medios, siguen haciendo su
trabajo persiguiendo la Justicia, sea quien sea y pese a quien pese.
Esta semana, quien fue una de las
persona con más poder de este país ha vuelto a la cárcel. Mario Conde cumplió
una dura pena de prisión y por muy “poderoso” que fuese, fue sometido a un
juicio y fue condenado, pero la justicia no tuvo suficiente con ello, y después
de su salida de prisión siguió observándole para recuperar el dinero que
sustrajo ilegítimamente. No le han servido ingenieras financieras, ni cuentas
ocultas, ni paraísos fiscales, al fin ha vuelto a caer y la justicia recuperará
el dinero defraudado. Pero Mario Conde no es el único “poderoso” que ha dado
con sus huesos en la cárcel, tenemos una larga lista, desde los Núñez, a Javier
de la Rosa, Prenafeta, Roldan, etc. Pero, ¿recuerdan a Juez todopoderoso Pascual
Estivill? vocal del Consejo General del Poder Judicial, máximo órgano de
gobierno de las jueces, también acabó en la cárcel junto a su abogado, socio de
uno de los mejores despachos de Barcelona, y mi profesor de derecho procesal
penal, Joan Pique Vidal. Pero, sigamos, recordarán a Mariano Rubio, Gobernador
del Banco de España y persona de gran influencia en la sociedad, pues también la
justicia lo cazó y lo ingresó en prisión; y no hablemos de Ministros del
gobierno que también terminaron entre rejas.
Especial referencia merece el caso de Rodrigo Rato, miembro
destacado del gobierno de José María Aznar, y según los economistas artífice
del milagro económico de la España de finales de los 90; pues bien, en plena
campaña electoral y gobernando su partido, fue detenido en directo ante las
pantallas de televisión y los ojos de todos
los españoles, ¿pero no decíamos que la policía la controla el gobierno y es un
instrumento de éste y que la justicia está politizada?. Quizás es que tenemos una
policía más independiente de lo que pensamos, quizás la restructuración de los
cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado que se hizo durante la transición se
le doto de una mayor independencia precisamente para contrarrestar la situación
anterior. Pero igual reflexión merece la
reciente y polémica detención del alcalde del Partido Popular de Granada, en
plena fase de pactos postelectorales para la formación del gobierno y en el
momento más inoportuno para el PP, quizás nuestras instituciones sean más
solidas y consolidadas de lo que creemos y que no entienden de calendarios sino
de persecución del delito, y unos servidores públicos con verdadera vocación de
servicio a la sociedad.
Pero sigamos, también esta misma semana nos enteramos que la
inspección de hacienda ha abierto un expediente sancionador y ha multado, ni más
ni menos, al ex presidente del gobierno
José María Aznar, presidente honorario del partido que gobierna, ¿no habíamos
quedado que los políticos controlan la administración?. O es que quizás tenemos
una administración que no entiende de siglas y si de aplicar la ley y por lo
tanto más consolidada en la búsqueda del bien común de lo que creíamos.
Al final, las instituciones funcionan, podríamos seguir analizando
casos e incluso compararlos con supuestos parecidos ocurridos en otros países,
sin ir mas lejos Berlusconi, condenado en primer grado a 7 años de prisión por constricción a la prostitución de menores y abuso de autoridad en
el Proceso Ruby, posteriormente fue absuelto por el Tribunal Supremo en una
polémica sentencia que provocó la dimisión del presidente del mismo, y que fue condenado
nuevamente a 4 años de prisión por fraude fiscal en el Proceso Mediaset, siendo
indultado por el gobierno de esta última condena, en conclusión no ha cumplido
ni un solo día de cárcel.
Estoy seguro que encontraremos también en nuestro país situaciones
de impunidad e indultos extraños, me vienen a la memoria algunos, pero la norma
general es que nuestras instituciones, nacidas de la Constitución de 1978,
funcionan. Quizás un poco oxidadas, con necesidad de una mano de chapa y pintura,
pero la estructura es sólida, por lo que debemos trabajar todos juntos para
mejorarlas, para incrementar la independencia, la trasparencia, y para mejorar
en la redistribución de la riqueza, hacer en definitiva una sociedad más justa.
Quizás es el momento de llevarlas a “revisión”, tras 37
años, para que podamos seguir avanzado otros tantos.
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